martes, 27 de septiembre de 2011

Primeras Impresiones

La idea que tenía de Roma antes de llegar era totalmente idílica, una ciudad donde se mezcla lo nuevo y lo antiguo, donde puedes pisar el mismo terreno que las cuádrigas gastaron a base de pasar ruedas por el Circo Massimo, o sentirte como un gladiador mirando el más que famoso Coliseo. Pero Roma es mucho más, es un caos. ¿Quién se puede acostumbrar a un tráfico como el de aquí? ¿Quién puede relajarse cuando no sabes dónde están las clases a las que debes asistir? ¿Y los precios desorbitados de todo?
Sinceramente todas estas trabas son lo de menos si miras a tu alrededor; hay algo en el aire romano que no lo hay en ningún otro: despreocupación, tranquilidad y una pizca de picaresca. Y esto es lo que hay. Lo tomas o lo dejas. Yo no tengo ninguna duda. Quizá, inocente de mí, el enamorarme tan pronto de la historia de una ciudad como está, centro del mundo durante siglos, me traiga factura en un futuro pero de momento disfrutaré al máximo de los paisajes que se presentan frente a mí cada vez que aparece un nuevo día. ¿Quién sabe? A lo mejor cuando decida ir a la Bocca della Veritá tenga a un Gregory Peck esperando y viva no un año de estudio, si no unas "vacaciones en Roma".
¡Por cierto! Mi nombre es Rocío, futura arqueóloga (¡o al menos eso espero!) y viviré un año en Roma como estudiante Erasmus. Si decides seguir leyendo este blog, deseo que lo disfrutes tanto como seguramente yo lo haga escribiéndolo.

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