miércoles, 30 de noviembre de 2011

Cine y visita

¡Aquí Rocío de nuevo! ¿Me echabais de menos? No he escrito en estos días porque no creo que os interese saber que voy a clase y vuelvo a casa a comer Nutella de mi bote de casi un kilo. Pero ya por fin traigo novedades. Para hablar de la primera de ellas tenemos que trasladarnos al jueves cuando Aída y yo decidimos ir al cine que tenemos debajo de casa a ver "Breaking Dawn" o lo que es lo mismo "Amanecer", cuarta película de la más que famosa saga de "Crepúsculo"; admito que quizás no es la mejor peli para ir al cine pero teniamos ganas de verla, además un amigo se sumo a verla con nosotras.
La película en sí no es gran cosa pero ya que me he visto desde la primera no me voy a quedar a medias con la historia de amor entre un vampiro y una humana, sin olvidarnos del último lado del triángulo romántico que se forma con el lobito.

Sin embargo, lo importante de esta entrada viene por la visita de Ana y Ángela. Llegaron el viernes a las 19.30 hrs. con retraso, para variar con Ryanair. Esperé en Termini hasta que aparecieron entre la multitud que bajaba del autobús proveniente del aeropuerto de Ciampino. Las llevé a mi humilde morada en cuanto llegaron y las entregué allí unas sorpresitas que las tenía preparadas por no haber podido estar en su cumpleaños, el mes pasado: camiseta de RHCP para una, de Bullet for my Valentine para la otra.
Tras conocer a mi compañera de piso, Aída, nos encaminamos al autobús que nos llevó hasta Trastevere para conocer la famosa Iglesia de Santa María, en cuya pared se encuentran grabados de los primeros cristianos. Después, fuimos a cenar bruschetta, pizza funghi y pizza capricciosa para que fueran haciéndose al clima italiano. Al finalizar, el chupito en la librería nos esperaba, algo cómico esto, ¿verdad? Pero está tan bueno... Las hice caminar hasta Campo de Fiori, Piazza Navona (donde están la fuente de los cuatro ríos de Bernini y la Iglesia realizada por Borromini en época de Inocencia X), y de ahí hasta el maravilloso Panteón de Agripa. Seguimos caminando y llegamos a Piazza Venezia donde se eleva el Altar de la Patria en honor al rey Victor Manuel II quien unificó Italia (la tarta de nata para entendernos) y el palacio que da nombre a la plaza, además de la columna de Trajano y el foro de dicho emperador. Desde allí fuimos a pie hasta la parada de metro de "Colosseo" y regresamos a casa.

El segundo día fue la muerte. Nos levantamos pronto para hacer el tour Coliseo-Foro-Palatino. Como estudiante de historia tengo la gran suerte de entrar gratis y, como chicas con morro que somos, conseguimos que Ana también entrase gratis (lo siento, Ángela, no pudimos hacer nada con tu entrada).
Vimos el maravilloso Anfiteatro Flavio de arriba a abajo y, tras esto, fuimos a patear el Foro Romano y el Palatino, que se encuentra todo en la misma zona. Esto por sí solo es ya una reventada, pero ahí no podía quedar la cosa.

Fuimos a comer al Circo Massimo donde degustamos unos bocadillos del lomo que me habían traído desde España y, nada más finalizar, fuimos a mi querida Bocca della Veritá. Metimos la mano y puedo asegurar que las tres continuamos con ellas en su sitio; ya puestas bajamos a las catacumbas de Santa María in Cosmedín, aunque si no hubiéramos entrado tampoco hubiese pasado nada. Cerca está la Iglesia de San Giorgio y el arco del cruce de caminos, que también visitamos.
Después vimos Santa Sabina y desde allí nos encaminamos al conocido como Secreto de Roma. Las rosas ya están florecidas y las vistas desde el Jardín de las Naranjas es algo que realmente merece la pena, sin olvidarnos de mirar por la mirilla de la Orden de los Caballeros de Malta que te depara una sorpresa bien grata. Decidida a que saboreasen la gastronomía romana, volvimos al Panteón donde las lleve a una heladería que tiene cien sabores distintos de helado. El duplo fue el sabor común para las tres cuyo gusto es un extraño pero muy bueno; por mi parte fue acompañado con nutella, mis compañeras, además, le sumaorn un tercer sabor: chocolate negro Ana y avellana Ángela. Cómo no podía ser de otra forma, lo degustamos mientras nuestra vista también se recreaba con la gran obra de Marco Agripa. Al finalizarlo, fuimos a por el café de San Eustaquio, una pequeña cafetería que es conocida por ser la que tiene el mejor café de Roma y os puedo asegurar que no es una exageración.

Si no recuerdo mal, regresamos a casa donde preparamos la cena, estuvimos hablando y fuimos a dormir para descansar lo suficiente.

El domingo llegó y con él el viaje a Tivoli. Conocimos la Villa Adriana: impresionante es poco. ¡Qué bien vivían los emperadores romanos! Tívoli está cerca de Roma así que no tardamos demasiado en llegar, pero "la casita de campo" de Adriano es bastante grande por lo que salimos justo para comer. Aunque habíamos hecho bocadillos (esta vez de salchichón) compramos un poco de pizza al taglio y las hice probar el supli: una especie de croqueta rellena de arroz, tomate y queso, muy típica.

Después de llenar nuestros estómagos fuimos hasta la Villa d'Este, otra villa majestuosa aunque de época más cercana a nosotros que la del emperador del siglo II d.C. Rodeada de agua por todas partes, en su interior se encuentra un órgano que suena por la presión que este elemento hace sobre los tubos del instrumento.

A la noche cenamos en Frascati, donde nos divertimos de lo lindo y cuyas fotos no pueden ser mostradas aquí porque las caras de locas que tenemos no son aptas para todos los públicos.

Al día siguiente nos levantamos un poco más tarde pero nos dio tiempo a visitar la Iglesia de San Giovanni in Laterano y el mercadillo que se encuentra al lado de esta basilica, así como el centro comercial del Coin.
Regresamos a mi Universidad donde habíamos quedado con Aída para comer en la mensa y, tras esto, volvimos al metro para conocer las zonas de la línea A. 
Primero Piazza de Spagna con su fuente, sus escalinatas y sus tiendas de las más grandes firmas. Encontramos sin querer el Ara Pacis, algo que me alegró en gran medida ya que hasta el 4 de diciembre se encuentra en su interior una muestra sobre fotos de Audrey Hepburn. 
Medio perdidas porque esa zona no la tenía controlada, conseguimos llegar a la Fontana di Trevi y, por suerte, ya había oscurecido, momento del día en que ésta tiene más encanto. Tiramos las monedas de rigor y retomamos nuestra caminata hasta la Piazza del Popolo, con su obelisco y sus Iglesias exactamente iguales, a excepción de sus cúpulas: una circular, la otra obalada. 
Y llegó el momento de descubrir el País de los Sueños, o lo que es lo mismo la tienda de Disney que se encuentra en la Vía del Corso. Allí compré a mi nueva mascota: Perry el Ornitorrinco, agente secreto. Ya os dije que iba a terminar comprándome algo allí, y ya he cumplido mi promesa. Soy feliz con tan poco...
Tocó salir a una fiesta Erasmus aunque por desgracia no estaba demasiado animada por lo que mis amigas no  pudieron disfrutar del auténtico ambiente que se respira entre los estudiantes de intercambio.

Y así llegó el martes, último día de visitas. Tras mi clase de italiano, fuimos al Vaticano sin ninguna esperanza, simplemente para que conocieran la Plaza de San Pedro. Sin embargo, la suerte estaba de nuestro lado y conseguimos entrar sin ningún tipo de cola, aunque algo tenía que salir mal: subir a la cúpula era costoso para nuestro bolsillo y la entrada a los Museos Vaticanos no era gratis por culpa de llegar 15 minutos tarde. 
Volvimos al Panteón, comimos pizza al taglio y nos tomamos un cappuccino de postre, tipycal italian.
Fuimos a una gran librería para descubrir un poco de otro tipo de cultura y regresamos a Piazza Venezia donde decidimos ir a ver el Teatro Marcello. Allí Ángela fue feliz al conseguir un trozo del valioso mármol de Carrara que protegerá con su vida. Y, al igual que el Ara Pacis, descubrimos la Isola Tiberina por casualidad.
De regreso a casa, las llevé a comprar unas galletas muy conocidas aquí y que están riquísimas: Pan de Stelle, y nos agradecieron nuestra hospitalidad con más galletas. ¿Puedo quejarme de amigas? Claramente no, ya que, además, desde Cantabria habían venido cargaditas de regalos gastronómicos.

Hoy es miércoles, hoy mis amigas han regresado a España. Puedo asegurar que ha sido una gran visita y que, por suerte, en unas semanas volveré a España para verlas de nuevo y, por supuesto, para ver de nuevo a toda aquella gente a quien echo tanto de menos.